¿Sabías que Dios es un Dios de orden? así es, y es algo que lo podemos comprobar por medio de las escrituras. Y así como Él es ordenado nosotros también tenemos que serlo ¡Así que sigue leyendo!
Como cristianos somos anti-pecados, entendiendo que una de las consecuencias de pecado es una vida en miseria, sin paz ni tranquilidad. El problema es que muchos de nosotros por mucho que nos guardamos de los vicios, el sexo ilícito… tampoco podemos gozar de la paz del Señor ¿Por qué será?
Podemos profundizar mucho más en este tema, pero entre una de las razones está que no seguimos el modelo de nuestro Padre Dios en cuanto a orden. Dios es ordenado y Santo, y buscamos imitar su santidad ¿Pero qué sucede con su orden? ¿Acaso no es importante?
Es allí donde eres correcto en tus caminos, pero igual tienes una vida desordenada, no sabes donde dejas las llaves y te amargas, te enredas todo en las finanzas y caes en deudas, etc. Satanás sabes que conoces lo que es fornicar, embriagar… y que difícilmente te haga caer…
… pero el busca un espacio mínimo para destruirte y si no puede por medio de los pecados que ya te sabes de memoria, buscará entrar por algo que parece inofensivo como el hecho que dejas la ropa tirada en el piso y luego tu esposa se molesta; no sabes cuanto ganas y gastas más cayendo en crisis; no planificando tu semana y descuidar meses las visitas a tu mamá, etc.
Todo esto y mucho más se termina traduciendo a problemas que pueden hacer que incluso te apartes de Dios. Así que abre tus ojos y comienza a ser ordenado. Te comparto ese devocional que hice una vez y tiene que ver con el tema.
Dios es un Dios de orden ¡Debemos seguir su ejemplo!
El libro de números comienza con una orden que sale de la boca de Dios, y es lo siguiente:
NÚMEROS:
1 Habló Jehová a Moisés en el desierto de Sinaí, en el tabernáculo de reunión, en el día primero del mes segundo, en el segundo año de su salida de la tierra de Egipto, diciendo:
2 Tomad el censo de toda la congregación de los hijos de Israel por sus familias, por las casas de sus padres, con la cuenta de los nombres, todos los varones por sus cabezas.
Aquí podemos ver que Dios es un Dios de orden, que a pesar de tener conocimiento y control de todo, nos pide que seamos ordenados. Él sabe cuántas personas asisten a nuestras reuniones, cuánto ganas, el puede limpiar y ordenar tu casa… pero como cristianos, líderes responsables debemos tener un control, ser organizados como vivo ejemplo de que somo hijos de un Dios extremadamente ordenado. ¿Por qué pedir el censo del pueblo? ¿Acaso no lo sabe todo? si lo sabe, pero Él quiere que seamos organizados.
Orden es también saber a quién y dónde colocar ¡Mira por qué!
Como líderes debemos procurar ser muy ordenados. Y orden no solo habla de saber cuántos somos, cuánto tenemos, o donde dejamos las cosas, etc. El orden de Dios habla de saber quienes están capacitados en la asignación de alguna responsabilidad. Veamos el siguiente versículo:
3 De veinte años arriba, todos los que pueden salir a la guerra en Israel, los contaréis tú y Aarón por sus ejércitos.
Como vemos no cualquiera podía ser contado. Hay requisitos que se deben seguir, no podemos dejarnos llevar por emocionalismo, por preferencias o simplemente dar un cargo o responsabilidad a alguien porque hay que hacerlo.
Muchas personas que nos leen han orado porque sus negocios prosperen, ayunan, vigilan, viven en santidad… pero lamentablemente fracasan ¿Y por qué? porque pusieron a cargo de cierta área a una persona que no era la indicada (por muchas razones).
Hay veces que somos muy religiosos, por ejemplo, dejamos entrar en nuestra casa a un amigo dando alojo porque a Dios le agrada, y resulta que ese amigo está destruyendo tu hogar ¡Pero no hablas con él, no lo confrontas… “porque te da lástima (no compasión)”! hay mejores cosas que puedes hacer por él y por tu familia.
Se trata de pedir dirección a Dios, porque no siempre hay que actuar de la misma manera, y no siempre debemos dejarnos guiar por lo que nosotros creemos que está bien (para eso existen mentores, líderes, padres y madres… y por sobre todo la intimidad con Dios).
Dios no enviaba a la batalla cualquiera. Y aunque no lo veamos, vivimos en medio de una guerra espiritual (por tu familia, salud, finanzas…), y si asignamos (o somos) soldados mal preparados esa guerra la podemos perder.
No se trata de desacreditar a nadie, ni decir que no puede ocupar un cargo, ni mucho menos dejar de ayudar a la gente: se trata de tener una comunión íntima con Dios de manera que sepamos qué hacer, cuándo hacerlo y como hacerlo en obediencia… “Pero no oigo la voz de Dios”, persevera y comienza por lo que ya es obvio «Ordena tu casa, tus papeles, tus tareas, etc»
El éxito de una batalla no está en la cantidad de guerrero que tengamos, sino en la capacidad que tengan cada uno de ellos de conquistar a grandes multitudes… En otras palabras, no es cuanto tienes, sino qué tan organizados eres para sacar provecho aún a lo poco que tienes (tiempo, dinero, dones, talentos) ¡Recuerda que tienes un Dios de orden!
Consejos para poner en práctica.
- Ordena tu cuarto (si, hay que empezar por lo más sencillo).
- Ten todas tus cosas en el lugar que corresponde.
- Ten un calendario con todas las actividades que debes realizar. Dedica tiempo a todas las áreas necesaria (ministerio, familia, salud…)
- Quita sabiamente lo que está haciendo daño, coloca lo que sea necesario aunque no te guste.
Y por sobre todas las cosas y ya para despedirme ¡Hazlo orando primeramente a Dios y pidiendo su dirección!